Indignante

Recién me entero de un programa impulsado por el gobierno argentino para que las computadoras personales estén al alcance de aquellos menos favorecidos. A primera vista suena muy bien, pero en cuanto vemos las especificaciones de los equipos notamos que vienen con Windows XP preinstalado.

Considerando que se trata de 10 millones de máquinas, lo primero que se nos viene a la cabeza es el ahorro que se podría haber hecho en cuanto al costo de las licencias del sistema operativo. Pero inmediatamente después, pensamos en la enorme oportunidad perdida para el desarrollo del software libre en Argentina, ya que los nuevos usuarios aprenderán a utilizar Windows y sus aplicaciones propietarias, con lo cual se afianza aún más el círculo vicioso de usuarios sin conocimiento de otra cosa, lo que impone a las empresas a usar software propietario, lo que a su vez hace que la gente no aprenda ninguna alternativa, cerrando el círculo.

En este sentido, yo comparto la forma de pensar de Richard Stallman, en cuanto a que el problema del costo es superficial. ¿Qué le estamos enseñando a la gente que compra estas máquinas? básicamente, que la piratería es una forma de vida, ya que alguien cuya única alternativa para acceder a una computadora es pagar 40 pesos por mes (unos 14 USD) no creo que pueda desembolsar el costo de una licencia de MS-Office para transformar su PC en una herramienta útil. Ya se que existe OpenOffice, pero está claro que a esta gente se le está ocultando este tipo de información. ¿Y con respecto a la forma de vida colaborativa, en comunidad, de generosidad con nuestros vecinos? Todo tirado por la borda.

Tal vez necesitamos más gente con calce en las altas esferas del gobierno, el cual probablemente pertenezca al grupo de aquellos que ignoran la capacidad y simplicidad que han alcanzado las aplicaciones de software libre y código abierto (FOSS). Afortunadamente no es tan así ya que hay gente, como Marcelo Elías, que está al tanto del problema y tiene una opinión bien definida. De más está decir que recordaré su nombre a la hora de emitir mi voto en el futuro.

A pesar de la bronca que siento en este momento, tengo en claro que lo que debemos hacer es evangelizar más y despotricar menos.